lunes, 11 de febrero de 2008



De vuelta en el colectivo, lo miraba fingiendo que no lo hacía… Él de la mano de su niña, la de turno y yo había vuelto a ser la misma, la de antes, aquella de sonrisa fácil y descomplicación...

Tanto que no me di cuenta cuando el colectivo se fue vaciando y él se acercaba para bajar.

- “Cómo andas? Llevo horas mirándote”
- “Hey, me asustaste, no te había visto, perdona”

Un par de bromas algo rápidas y algo sin sentido y de pronto estábamos nada más él y yo…
Recuerdo perfectamente cuando entre sonrisas sugirió que por mujeres como yo se reivindicaba el género y aquel sentimiento de heroína con el lazo a la cintura, mi sonrisa en medio de aquel enrojecimiento de pies a cabeza, mis ganas de saltar a su cuello y abrazarlo como hacia tiempo no lo hacía…
Me tomó de las manos se las acercó para besarlas y se despedía con un “buscame en media hora”.

Algo me decía que nuestra historia podía volverse a escribir, entonces abrí los ojos, vi que aún era muy temprano y pensé “en media hora… voy a estar aún muy dormida!”

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